Tiene generalmente cuatro cuerdas, que, al contrario de los otros instrumentos de su familia —como el violín o la viola que poseen cuerdas afinadas por quintas ascendentes—, se afinan por cuartas ascendentes (mi-la-re-sol, desde la 4ª cuerda, más grave, a la 1ª, más aguda), aunque también los hay de cinco, en los que la quinta cuerda se afina en un do o si más grave que la cuarta cuerda.
-Cuales son sus partes
El contrabajo mide aproximadamente 1´80 m de altura, es el mayor instrumento de cuerda.Su caja es más ancha en la parte de abajo y se estrecha en la de arriba, sus hombros forman
ángulos agudos como la viola.
En la tapa tiene dos aberturas de resonancia como en el violín en forma de "f". Tiene fondo plano.
Tiene cuatro cuerdas aunque algunos modelos pueden tener cinco, afinadas por cuartas, que van desde el cordal al clavijero pasando por el puente. Las cuerdas del contrabajo son más gruesas y más largas que las del violoncello.El mango termina en forma de voluta en su parte superior por encima del clavijero.
Tiene un diapasón sin trastes como el violín.
El arco del contrabajo es más corto que el del violín y está hecho de madera y crines de
caballo, se coge como el arco del violín, aunque también se utiliza el arco Simandl que se
sostiene con la palma de la mano hacia arriba como el arco de la viola.
El sonido se produce al frotar las cuerdas con el arco, aunque también se toca pulsando
las cuerdas con los dedos, es la ténica del pizzicato.
El pie es la parte que soporta el instrumento.
Algo de su historia
Sus orígenes se remontan al siglo XVI, época en la que ya existía un instrumento llamado violone del cual parece derivar. Sin embargo, hasta el siglo XIX no adoptó la forma y las características actuales, una combinación de elementos propios del violíny de la viola da gamba. También durante ese siglo se incorporó definitivamente a la orquesta, en la que desempeñaba un papel secundario: se limitaba a reforzar la parte del violonchelo. Las dificultades de la interpretación derivadas de su gran envergadura limitaron su salto a los escenarios. A pesar de todo, a finales del siglo XVIII y durante todo el siglo siguiente algunos compositores depositaron su confianza en el instrumento, que se fue ganando el respeto de músicos y del público. Hubo que esperar a la segunda mitad del siglo XX para asistir al verdadero auge del contrabajo de la mano de instrumentistas, pedagogos y, sobre todo, del jazz, que brindó la oportunidad de lucirse en solitario y posibilitó la adopción de nuevas técnicas interpretativas. Espero que les halla servido este poco de historia por percusión activa.
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